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Padre Jorge Ramírez: “No solo despedí a un obispo, despedí a un padre, un amigo”

El párroco de la iglesia San José recordó algunos fragmentos del antes y el después de aquel trágico cuatro de septiembre de 1.998 donde perdió la vida monseñor Sueldo.

El 4 de septiembre no es una fecha grata para el padre Jorge Ramírez, actual párroco de la iglesia San José, de la ciudad Capital. El motivo es que, aquel día de 1.998 se produjo el trágico accidente donde perdió la vida quien era obispo de la diócesis santiagueña, monseñor Gerardo Sueldo.

“Esta fecha marcó para mi un antes y un después”, expresa el padre Ramírez, quien era uno de los acompañantes junto al padre Marcelo Trejo en aquel trágico acontecimiento.

“Son de esas cosas que uno no quiere recordar, son cosas que suceden, de la vida, pero no son de las mas felices», sostiene el párroco que en aquel tiempo llevaba pocos años como sacerdote.

El párroco de San José cuenta que, “monseñor estaba contento esa noche anterior, porque la celebración por la asunción de monseñor Cargnello había convocado a mucha gente de Catamarca, su provincia, y gente de Orán, donde él había sido obispo, muchas personas que conocía, estaba contento”.

Sobre el accidente, el padre Ramírez no recuerda mucho. “Me desperté por los golpes, yo venía durmiendo”, aclaró.

El accidente sucedió cerca de las cinco de la madrugada. Habían viajado toda la noche, procedentes desde Salta, donde habían participado de la asunción del arzobispo coadjutor del arzobispado de esa provincia, Mario Antonio Cargnello.

El automóvil Renault 19 era guiado por el obispo. “Él no prestaba el auto a nadie”, recuerda entre sonrisas el padre Ramírez, y agrega que, “él (en referencia a Sueldo) estaba acostumbrado a conducir solo muchos kilómetros”.

Ramírez recuerda que, en aquella ocasión monseñor Sueldo quería llegar temprano porque quería estar presente en la clausura del Congreso Nacional Eucarístico que se había desarrollado en nuestra provincia.

“Esta fecha no es de las más felices, de las que uno no quiere recordar, como cuando pierdes a tu padre, porque ese día no solo despedí a un obispo, despedí a un padre, a un amigo”, cerró el padre Jorge Ramírez.

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