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Los Misioneros de La Salette continuarán en el departamento Río Hondo

El actual párroco tendrá traslado efectivo desde el 2 de febrero a la parroquia de La Banda. En el transcurso del año 2.022 la comunidad riohondeña recibirá nuevos miembros, por lo tendrá tres sacerdotes y dos hermanos.

Desde hace dos años parecía definido que la congregación de Misioneros de La Salette dejaba de tener presencia en el departamento Río Hondo, lugar en el cual están presentes desde mediados de la década del ´60. Sin embargo, diversos factores entre ellos la falta de sacerdotes en la diócesis de Santiago del Estero demoraron la partida de los saletenses, quienes tras algunos cambios han optado por continuar al frente de esta comunidad considerada la más grande en la región Argentina – Bolivia.

“Las realidades cambian, no teníamos pensado una pandemia dentro de este proceso de reestructuración que estamos teniendo, pero también hay situaciones que se han ido presentando de miembros que han ido saliendo y otros volviendo, que ha hecho que se vaya repensando y redimensionando una configuración de nuestra presencia en cada una de las parroquias y comunidades que tenemos en Argentina y Bolivia”, explicó en dialogo con FM TERMAS DIGITAL el presbítero Fernando Altamiranda, actual párroco, el cual venía atendiendo junto al Hermano Adrián las casi treinta comunidades de Río Hondo, aunque durante más de un año este trabajo lo realizó en solitario.

Sobre los cambios que se venían realizando en la congregación, el padre Fernando manifestó que, “recordemos que el año pasado hemos devuelto provisoriamente a las diócesis las parroquias de La Salette de Córdoba y la parroquia de La Sallete de Santa Fe, que son las comunidades más antiguas que tenemos en la región Argentina – Bolivia”.

“Esto generó que estuviéramos hablando de movimientos y disponibilidad entre los miembros para ir reconfigurando la región con nuestra presencia y nuestra tarea pastoral y ministerial en cada lugar donde estamos, y esto genere un poco de aires nuevos entre nosotros”, sostuvo, agregando que, “respondiendo a esos cambios han comenzado este año en la comunidad de Córdoba, y continúan nuevamente desde el 2.022”.

En este sentido, informó que, “padre Ariel (Muratore) tiene su traslado a la parroquia de Las Termas junto con hermano Adrián que ya vive acá, y se sumaría, que estaría llegando el 20 de diciembre, hermano César que acaba de terminar sus estudios este año, el seminario este año, viene para sumarse a la comunidad por un año para hacer su año pastoral previo a su ordenación diaconal y sacerdotal que seguramente irá a suceder en el año 2.023”.

También expresó que, “a mitad de año aproximadamente estarían sumándose a la comunidad de Las Termas dos sacerdotes Misioneros de La Salette de la India”, los cuales “estarán en Córdoba para aprender español alrededor de dos o tres meses y después se sumarán a la comunidad local”. De esta manera la comunidad riohondeña será cubierta por tres sacerdotes y dos hermanos.

“Estos son los cambios fuertes que hemos tenidos”, indicó el presbítero, destacando que, “oficialmente estos nombramientos se han informado el día lunes para los miembros”, y que posteriormente se iba a hacer para las comunidades, lo que efectivamente no se concretó dado al estado público que tomó una publicación realizada por el padre Muratore.

Respecto a su partida, el padre Altamiranda indicó que, a partir del día 2 de febrero tendrá traslado efectivo a la ciudad de La Banda, donde compartirá comunidad con el padre José Daniel Centeno (que se reincorporó a la congregación) y el Hermano Pedro Battistini.

El párroco sostuvo que, “la renovación en la administración parroquial se realiza cada seis años”, y que como dicta la vida de los misioneros, “no es nuestra costumbre permanecer mucho tiempo en una comunidad”.

“Mi tiempo en la parroquia de Las Termas lleva once años”, afirmó.

Vinculado a ello, resaltó que, “los religiosos, especialmente los misioneros, mientras estamos en etapa de formación tenemos conciencia que podemos llegar a estar el periodo de seis años que es el mandato de párroco, que se renueva por seis años, que puede ser un poco más”, indicando que hay excepciones como el caso del padre Alfredo que estuvo casi cuarenta años en esta ciudad.

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