Villa Río Hondo celebra el centenario de doña Ramona Palomino de Calderón

“Todos tienen una madre, ninguna como la mía, que arde como lucecita haciéndome compañía”, supieron cantar Leo Dan, Sandro, Carlos Carabajal, entre otros. Y así lo sienten en la familia Calderón y sus herederos, quienes celebraron el centenario del nacimiento de doña Ramona, la ilustre vecina riohondeña.

Ella es la historia viva de Villa Río Hondo, doña Antonia Palomino de Calderón es el árbol que desprendió cientos de ramas, conformando una numerosa familia que llega hasta la cuarta generación.

El inicio del mes de la primavera la trajo a la vida en el año 1.920 en la localidad de Puesto La Chilena, cerca de la antigua Villa Río Hondo, ambas poblaciones desaparecidas bajo las aguas del lago.

Su niñez y adolescencia transcurrió en esa zona, como así también su etapa donde el amor golpeó la puerta de su corazón. Un joven llamado Juan Ramón Calderón fue quien le propuso ser su compañera de vida, un amor que perduró toda la vida, incluso más allá de la partida al reino de los cielos de don Juan Calderón.

Aquellos amoríos eran muy diferentes a los de hoy en día, el novio solo cortejaba a la novia, hasta que ante el altar se proponían ser compañeros hasta que la muerte los separe. Y así fue, pero antes del designio del paso a la inmortalidad de su compañero, trajeron al mundo a 13 hijos, los cuales les regalaron 63 nietos.

Pero eso no quedó ahí nomás, luego llegaron 113 bisnietos y actualmente tienen 48 tataranietos.

La vida de doña Antonia no fue fácil, habiendo armado su hogar y ya con varios hijos, tuvo que abandonar la vieja villa y trasladarse a la actual ubicación, donde tuvo que empezar todo de nuevo. Pero no fue para anda un impedimento, porque a causa de eso, sus hijos e hijas aprendieron el valor del sacrificio, del trabajo, haciendo de ellos hombres y mujeres de bien.

En la Villa Río Hondo, doña Antonia es la “Mamma Vieja” de gran parte de su población, habiéndose diversificado sus ramas en varios apellidos, Calderón, Albornoz, Díaz, Suárez, Jiménez, Décima, Galván, entre otros tantos apellidos.

¿Quién no conoce a doña Antonia? Su nombre llega varias poblaciones, y ese es un privilegio de que muy pocos pueden darse, un orgullo para su familia.

Seguramente en esta fecha tan especial, se sentirán más que felices, pese a que no pudieron celebrar este centenario de vida como estaba planificado. Pero seguramente Dios dará una oportunidad.

Don Cristóforo Juárez supo escribir la chacarera “A la sombra de mi madre” como entendiendo el corazón de todos. “Yo le pido a Dios rezando, que mi mama no se muera, que dure dentro del rancho como estampita siquiera”, el cual, seguramente, es el deseo de quienes aman a doña Ramona.

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