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Villa Río Hondo y su devoción a Nuestra Señora del Pilar

Para algunas personas, la historia del traslado de Nuestra Señora del Pilar a la nueva villa puede parecer relacionada a la religión Católica, sin embargo, esto es parte de la historia de un pueblo. Aquí el porqué.

La devoción a Nuestra Señora del Pilar en la localidad de Villa Río Hondo, es uno de los acontecimientos más movilizaros que guarda cada riohondeño en su corazón, y esto no es algo que sucede desde hace pocos años, sino que estuvo presente siempre, incluso en la etapa más dolorosa del pueblo cuando tuvieron que migrar hacia un nuevo emplazamiento.

Y es su historia la que así lo demuestra. El “Éxodo Riohondeño” fue un proceso iniciado entre los años ’63 y ’64, cuando comenzaron a migrar las primeras familias, y a principios del año 1.966 la situación mostraba a aquellos que se resistían a abandonar el lugar, que debían partir porque el agua avanzaba y pronto los taparía.

Todos se marcharon, y con ellos la esperanza a cuesta de tener un lugar donde cobijarse y empezar de nuevo. Su esperanza fue motivada por la fe a la Virgen María, aquella a la cual rendían devoción cada 12 de octubre.

Es tanta la fe de esa comunidad, que la fecha instituida para recordar el “Éxodo Riohondeño” es el 26 de marzo, día en al que Nuestra Señora del Pilar, patrona de la comunidad, fue trasladada en procesión hacia el nuevo pueblo.

Aquel éxodo fue acompañado por el Padre Juan Bradford, un saletense que había llegado junto a aquella congregación un año antes, en 1.965, a la ciudad de Las Termas de Río Hondo.

El Padre Juan Bradford, en el centro y acompañado por los Padres Santiago y Esteban, formó parte de la procesión que marcó el día del «Éxodo Riohondeño». Foto: Gentileza Museo Saletense.

“La imagen de Nuestra Señora del Pilar, el Tabernáculo del Altar y la cruz, fueron los últimos en dejar el lugar, después que todas las familias ya habían partido a sus nuevos lugares”, aportó el párroco de Las Termas, Fernando Altamiranda MS.

Tras el traslado, la imagen de la patrona del pueblo tuvo un mismo cobijo que las más de 100 familias riohondeñas, un cobertizo que no tenía paredes excepto las que sostenían el cobertor de fibrocemento.

Las fiestas en honor a la Virgen del Pilar se continuaron realizando, y con la fe inquebrantable el pueblo creció, sus casas se ampliaron, y la patrona del pueblo también tuvo su casa propia.

A 54 años de aquel episodio cuando los pobladores de la antigua Miraflores escribieron tramo de su historia, luego que la finalización de las obras del dique El Frontal concluyeran e  iniciaran el proceso de embalsar las aguas que motivó que los riohondeños abandonaran de forma inmediata sus casas, sus recuerdos, y otras tantas cosas que serían sepultadas por el agua, la Villa Río Hondo sigue firme al lado de su madre protectora, y con  más fe soñando en la prosperidad de su pueblo.

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